Incertidumbre monetaria en Cuba: ¿qué depara el futuro del dólar, el peso y el MLC?

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El panorama económico cubano enfrenta un momento crítico marcado por tensiones cambiarias, dolarización parcial y una serie de políticas económicas ambiguas. Los anuncios realizados por el primer ministro Manuel Marrero en diciembre de 2024 han generado un intenso debate, sobre todo en torno a las monedas que circulan en el país y su impacto en la vida cotidiana de los ciudadanos. Este artículo analiza las medidas propuestas, las reacciones del mercado y los posibles escenarios futuros.

La tasa de cambio flotante: ¿solución o un nuevo problema?

Entre las medidas anunciadas destaca la implementación de una tasa de cambio flotante oficial, prevista para 2025. Según Marrero, esta política busca competir con el mercado informal de divisas y fortalecer el peso cubano. Sin embargo, la historia reciente muestra un panorama de fluctuaciones constantes que ponen en duda su efectividad.

Por ejemplo, tras el anuncio, el peso cubano experimentó una revalorización temporal, alcanzando los 300 pesos por dólar según la tasa informal publicada por elTOQUE.com. Este nivel, identificado por economistas como Pavel Vidal como un «valor de soporte», marcó un umbral psicológico y financiero difícil de romper. Sin embargo, a inicios de 2025, el peso comenzó nuevamente a depreciarse, reflejando la volatilidad inherente al sistema económico cubano.

Contradicciones en la política económica: ¿un mensaje confuso?

A pesar de los esfuerzos oficiales por proyectar una imagen de reforma, las acciones del gobierno parecen contradecir su discurso. Mientras se promueve la idea de unificar las tasas de cambio, persiste una creciente dolarización parcial de la economía. Ejemplos como la apertura de un supermercado en dólares en Tercera y 70, en La Habana, ilustran esta dualidad.

Históricamente, la dolarización no es un fenómeno nuevo en Cuba. Desde los años 90 hasta 2004, el dólar tuvo un papel central en el comercio minorista, coexistiendo con el peso cubano y el CUC. Sin embargo, economistas y expertos han advertido reiteradamente sobre los riesgos de esta práctica, como el aumento de desigualdades y distorsiones económicas. Estas advertencias parecen ignoradas por la élite gobernante, que perpetúa un modelo económico fragmentado.

MLC: ¿otro ciclo de incertidumbre?

Las cuentas en Moneda Libremente Convertible (MLC), introducidas tras el fallido experimento de la Tarea Ordenamiento, están bajo escrutinio. Muchos analistas sugieren que podrían seguir el destino del desaparecido CUC, convirtiéndose eventualmente en cuentas en pesos cubanos. La falta de convertibilidad de estas cuentas y la dependencia del mercado informal para acceder a divisas agravan las dudas sobre su futuro.

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Escenarios futuros: ¿qué esperar?

El establecimiento de una tasa de cambio flotante podría enfrentar múltiples obstáculos. Para ser efectiva, esta medida necesita reglas claras, transparencia y un marco económico que fomente la confianza. Sin embargo, el historial del gobierno cubano en la implementación de políticas económicas genera escepticismo. La coexistencia de múltiples tasas de cambio y la falta de convertibilidad del peso son problemas estructurales que no se resolverán únicamente con ajustes cambiarios.

Además, las restricciones en la oferta de divisas, el declive del turismo y la reducción de remesas complican aún más el panorama. Sin un crecimiento económico sostenible, las medidas propuestas corren el riesgo de ser insuficientes para estabilizar el peso cubano.

Una economía en vilo

La incertidumbre define el actual panorama económico en Cuba. Las medidas anunciadas, lejos de ofrecer claridad, alimentan dudas sobre el futuro del dólar, el peso y el MLC. La falta de información y transparencia por parte del gobierno agrava esta situación, dejando a la población en un estado de incertidumbre constante. Lo que suceda en los próximos meses será crucial para determinar el rumbo de la economía cubana.

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