Los empresarios privados resurgen como una fuerza clave en la crítica economía cubana
En una notable transformación de la economía cubana, los negocios privados están ganando terreno en un país que, históricamente, ha sido dominado por políticas socialistas que limitaban severamente la propiedad privada.
Este cambio ocurre en un contexto de crisis financiera aguda, la peor que ha enfrentado el país en varias décadas, impulsada por la ineficiencia gubernamental y un embargo económico prolongado por parte de los Estados Unidos que ha exacerbado la ya frágil situación económica nacional.
La renaciente economía privada en Cuba
En La Habana, símbolos de la nueva era económica emergen donde antes había negocios estatales.
Un restaurante anteriormente propiedad del gobierno, La Carreta, ha sido renovado y reabierto por socios privados, mostrando un nuevo dinamismo en el sector.
La tendencia se repite en otros rincones de la capital: una antigua floristería estatal ha dado paso a una tienda de abarrotes moderna, y una fábrica de vidrio ha sido transformada en un showroom de muebles fabricados localmente.
Importaciones y crecimiento del sector privado
Los datos recientes revelan que tanto el sector privado como el estatal importaron bienes por un valor de aproximadamente 1000 millones de dólares cada uno el año pasado, 2023.
Esto demuestra el creciente impacto del sector privado, que se ha visto favorecido por la flexibilización de las regulaciones gubernamentales desde 2021.
Actualmente, el número de nuevos negocios privados supera los 10.200, señal de una economía que, aunque todavía frágil, comienza a diversificarse.
Las tensiones entre el modelo socialista y la nueva realidad económica
A pesar del auge del sector privado, este aún enfrenta significativas restricciones y su contribución total al Producto Interno Bruto (PIB) del país es modesta, representando alrededor del 15%.
Sin embargo, la aparición de una nueva clase empresarial está provocando divisiones en el tradicional sistema socialista de la isla, donde antes la acumulación de riqueza era vista como contraria a los principios de la revolución.
Desigualdades económicas y desafíos persistentes
El salario en el sector estatal sigue siendo extremadamente bajo, con profesionales ganando alrededor de 15 dólares al mes (y cada vez menos debido a la caída del valor del peso), mientras que en el sector privado los ingresos son significativamente mayores.
Esto ha llevado a que los precios en las nuevas tiendas privadas sean inaccesibles para muchos cubanos, lo que agudiza las desigualdades económicas dentro del país.
Funcionarios estadounidenses y algunos analistas sugieren que el crecimiento del sector privado podría ser un catalizador para mayores libertades económicas y quizás políticas.
Sin embargo, el gobierno cubano insiste en que el fortalecimiento del sector privado no representa una capitulación ante el capitalismo, sino una medida necesaria para recuperar la economía.
Mientras tanto, en la comunidad de exiliados cubanos en Miami, persiste el escepticismo sobre la sinceridad del gobierno cubano en su apertura económica, viéndola como una estrategia para mantener el control del poder.
A pesar de esto, para muchos cubanos y empresarios privados, las reformas actuales ofrecen una pequeña dosis de optimismo en un entorno económico, por lo demás, sombrío.
