El turismo de salud en Cuba: un lujo para extranjeros, una ofensa para millones de cubanos
Durante décadas, Cuba fue conocida internacionalmente como un modelo de acceso universal a la salud, gratuito y de calidad, una de las conquistas más emblemáticas de la Revolución.
Este logro, exaltado tanto en discursos oficiales como en la narrativa propagandística, se convirtió en un pilar del orgullo nacional y de la imagen socialista del país.
Sin embargo, el panorama actual presenta una amarga contradicción: mientras el gobierno promueve a Cuba como un destino de turismo de salud para extranjeros, el sistema sanitario que debería garantizar esos mismos estándares a su población se encuentra en profunda crisis.
La narrativa del turismo de salud: un espejismo para extranjeros
En una reciente entrevista, el ministro de Turismo, Juan Carlos García Granda, reiteró que Cuba sigue siendo un referente internacional en salud, destacando «estadísticas de primer nivel» y recursos médicos disponibles para atraer turistas.
Según el ministro, el turismo de salud es una de las apuestas más importantes del país, ofreciendo tratamientos especializados y un modelo de «bienestar y calidad de vida» para pacientes extranjeros.
Sin embargo, este discurso dirigido a un público internacional parece describir un país distinto al que enfrentan diariamente los cubanos.
Cuba: el protocolo de entrada podría alejar a los turistas rusosMientras los turistas disfrutan de servicios médicos en clínicas bien equipadas, la población local lidia con hospitales deteriorados, largas listas de espera y la obligación de comprar en el mercado subterráneo insumos médicos esenciales para sus propios tratamientos.
Esta dualidad en el acceso a la salud pone en tela de juicio la legitimidad de presentarse como una «potencia médica».
Crisis sanitaria en el país: ¿dónde quedó la conquista revolucionaria?
El sistema de salud cubano, otrora motivo de orgullo, ha sido golpeado por el deterioro de su infraestructura y la fuga masiva de médicos.
Muchos de ellos prefieren emigrar o trabajar en sectores más lucrativos, como las mipymes y el turismo, antes que enfrentarse a las precarias condiciones laborales en los hospitales nacionales. Esto ha generado un vacío en la atención médica que afecta principalmente a los sectores más vulnerables de la población.
Por otro lado, los contratos de médicos cubanos en el extranjero, promovidos por el gobierno como una fuente importante de ingresos, han sido criticados como formas de «trabajo esclavo».
Mientras el Estado obtiene pingües beneficios económicos de estos programas, la atención médica en el país sigue deteriorándose. Así, la narrativa de la «potencia médica» se desploma frente a una realidad de desabastecimiento y falta de personal sanitario.
Cubanos lideran el turismo extranjero en Rusia en 2021El turismo de salud: un lujo en un país socialista
La promoción del turismo de salud en un país que enarbolaba el acceso universal a la salud como bandera ideológica resulta especialmente irónica.
Según García Granda, los turistas pueden acceder a tratamientos exclusivos como el Heberprot-P, utilizado para el pie diabético, y otros medicamentos desarrollados por la biotecnología cubana. Sin embargo, muchos cubanos no tienen acceso sencillo a estos mismos tratamientos.
Además, la promoción de supuestos avances como el Vidatox, elaborado a partir del veneno del escorpión azul, añade otra capa de contradicción. Este producto ha sido ampliamente comercializado como un tratamiento para el cáncer, aunque carece de respaldo científico concluyente. Mientras se invierten recursos en promocionar estos tratamientos en el extranjero, las necesidades básicas de salud de los cubanos quedan desatendidas.
Un modelo en declive: ¿prioridades equivocadas?
El énfasis en el turismo de salud refleja una prioridad económica que choca con los principios fundacionales del sistema socialista cubano. Al desviar recursos médicos hacia clínicas privadas para extranjeros y exportar médicos al exterior, el gobierno parece haber abandonado su compromiso de garantizar una atención médica universal y de calidad para su población.
Esta contradicción no solo genera indignación entre los cubanos, sino que también erosiona la legitimidad del gobierno. Un sistema que en teoría debería priorizar el bienestar del pueblo ahora parece orientado a maximizar ingresos a cualquier costo, incluso a expensas de los valores que alguna vez definieron a la Revolución.
Conclusión: ¿adónde va el sistema de salud cubano?
El declive del sistema de salud cubano y su conversión en un atractivo turístico para extranjeros es un reflejo de las contradicciones más profundas del modelo político y económico del país.
Wold2Fly, aerolínea de Iberostar, abre oficina en La HabanaEn un contexto de crisis, el discurso oficial sigue aferrado a una narrativa que ya no encuentra sustento en la realidad. Mientras tanto, los cubanos ven cómo la «potencia médica» que una vez prometió cuidarlos ahora los deja atrás.
El turismo de salud puede ser una estrategia económica viable, pero en un país donde el acceso universal a la salud era una conquista irrenunciable, su promoción en detrimento de la atención local no es solo un fallo político: es una traición a los ideales que definieron a la Revolución.