Carlos Lage Dávila: ¿la promesa frustrada de la política cubana?
Por años, tanto dentro como fuera de Cuba, muchos creyeron que Carlos Lage Dávila sería el sucesor natural de los hermanos Castro.
Su perfil discreto, inteligencia aguda, habilidades políticas y una lealtad aparentemente inquebrantable hacia la generación histórica de la Revolución cubana lo hacían destacar como un potencial líder de la isla. Sin embargo, su carrera política tuvo un final abrupto y enigmático.
Este artículo se propone desentrañar las circunstancias de su ascenso, caída y su fugaz reaparición en la escena pública, para comprender mejor el papel de Lage en la historia reciente de Cuba.
El ascenso de un líder prometedor
Carlos Lage nació en La Habana el 15 de octubre de 1951. Desde joven mostró un gran interés por la política, destacando como miembro activo de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), organizaciones que solían ser la cantera para los futuros líderes del gobierno cubano.
La combinación de su capacidad organizativa y su afinidad con los ideales revolucionarios lo impulsó rápidamente en la estructura política de Cuba.
En 1993, en plena crisis económica tras la caída de la Unión Soviética, Lage fue nombrado vicepresidente del Consejo de Estado y secretario del Consejo de Ministros, un puesto que lo situó en la cúspide del poder.
A pesar de que el cargo de primer ministro no existía oficialmente en Cuba, muchos lo veían como tal debido a la relevancia de sus funciones.
A lo largo de esa década, Lage desempeñó un papel clave en la implementación de las reformas económicas que ayudaron a la isla a sobrevivir el llamado Período Especial, cuando la economía cubana colapsó tras la pérdida del 80 % de su intercambio comercial.
El Período Especial y las reformas lideradas por Lage
El Período Especial fue, sin duda, uno de los momentos más oscuros para la economía cubana.
Con la desaparición del bloque socialista, Cuba se encontró al borde del colapso económico. La escasez de alimentos, combustible y otros bienes esenciales sumió a la población en una crisis sin precedentes.
En este contexto, Lage fue el arquitecto de varias reformas que, aunque limitadas, permitieron al país mantenerse a flote.
Entre las medidas más notables impulsadas por Lage estuvo la apertura a la inversión extranjera y la legalización del dólar estadounidense en las transacciones internas, algo impensable en los años anteriores.
Estas reformas le ganaron una considerable popularidad tanto dentro como fuera del país. Muchos veían en él una figura reformista moderada, capaz de introducir cambios dentro del sistema sin desafiar abiertamente la estructura del régimen.
¿El sucesor de los Castro?
El perfil de Lage, como un líder joven, carismático y pragmático, hizo que muchos lo consideraran como el sucesor natural de Fidel Castro.
Representó a Cuba en diversas cumbres internacionales y fue visto por la comunidad internacional como una posible figura de transición que podría guiar a la isla hacia una mayor apertura económica y política.
Sin embargo, su ascenso meteórico también despertó recelos en ciertos sectores del poder.
Algunos analistas sugieren que su cercanía con Fidel y su popularidad entre el pueblo y figuras clave como Hugo Chávez generaron desconfianza en Raúl Castro y su círculo cercano.
Comparado con el hermano menor de Fidel, Lage poseía una energía juvenil y carisma que lo hacían parecer una amenaza para quienes buscaban consolidar su propio poder.
La purga de 2009: el fin abrupto de Lage
El punto de inflexión en la carrera de Carlos Lage llegó en 2009, cuando, en una sorpresiva purga política liderada por Raúl Castro, fue destituido junto al entonces canciller Felipe Pérez Roque.
Fidel Castro, en una de sus conocidas «Reflexiones», acusó a ambos de haberse dejado seducir por «las mieles del poder», una frase que, en el contexto cubano, implicaba una traición a los ideales revolucionarios.
Aunque no se presentaron pruebas concretas de corrupción o conspiración, la destitución de Lage fue interpretada como un golpe para eliminar cualquier posible competencia dentro del régimen.
Según los rumores, una grabación filtrada en la que Lage y otros altos funcionarios criticaban a figuras clave del Partido Comunista, como José Ramón Machado Ventura, fue utilizada como justificación para su caída.
En un país donde los rumores y el secretismo político son moneda corriente, las razones exactas de su destitución siguen siendo objeto de especulación.
Algunos creen que Raúl Castro convenció a su hermano enfermo de deshacerse de Lage, percibiéndolo como una amenaza.
El regreso a la medicina y su reaparición pública
Tras su destitución, Lage no fue encarcelado ni exiliado, sino que decidió regresar a su vocación original: la medicina.
Después de 35 años alejado de la práctica, se actualizó y comenzó a trabajar en el Hospital Julio Trigo en La Habana, en la lucha antivectorial, algo que muchos ven como un trabajo casi irrelevante considerando el poder que llegó a tener.
Sorprendentemente, en 2021, Carlos Lage reapareció públicamente después de más de una década en silencio. En un video publicado en redes sociales, reafirmó su compromiso con el socialismo cubano, pero también hizo un llamado a realizar «cambios profundos» en el país.
Esta declaración fue interpretada por algunos como una señal de que Lage podría estar evaluando un regreso a la política, aunque hasta la fecha no ha dado pasos concretos en esa dirección.
Lage: ¿reformista traicionado o víctima de su propia ambición?
La figura de Carlos Lage sigue generando debate en la actualidad. Mientras algunos lo ven como un líder reformista que fue injustamente purgado por el régimen, otros creen que su ambición personal lo llevó a su caída.
Su trayectoria política y su posterior desaparición del escenario público representan un claro ejemplo de las complejidades del poder en Cuba, donde la lealtad es una cuestión delicada y cualquier atisbo de ambición puede llevar al ostracismo.
En última instancia, la historia de Carlos Lage plantea preguntas sobre el futuro de Cuba: ¿qué habría pasado si Lage hubiera continuado en el poder? ¿Habría sido capaz de impulsar las reformas que tanto necesitaba el país? Su vida sigue siendo un enigma, y su nombre, una figura controvertida en la historia reciente de la Revolución cubana.
