La Aduana de Cuba cataloga a viajeros de EE.UU. como «alto riesgo» por ilícitos aduaneros

aduana de cuba

La Aduana General de la República de Cuba ha clasificado a los viajeros procedentes de Estados Unidos como de «alto riesgo» en sus recientes comunicaciones en redes sociales.

Esta calificación se fundamenta en la lucha contra los principales delitos aduaneros, entre los que se encuentran el tráfico de drogas, las actividades subversivas y el contrabando de diversa índole.

Según declaraciones del jefe de la institución, Nelson Cordovés Reyes, en una intervención en el programa televisivo Mesa Redonda en marzo pasado, numerosas personas intentan introducir en el país medios y recursos no permitidos, como partes y piezas de armamento, manoplas y armas de fuego y neumáticas, poniendo en riesgo la seguridad ciudadana.

Incremento del narcotráfico

En cuanto al tráfico de drogas, Cordovés Reyes reveló que en 2023 se trabajaron 55 casos de contrabando en colaboración con los órganos del Ministerio del Interior, una cifra sin precedentes en los últimos 15 años.

Esto evidencia los crecientes intentos de vulnerar las fronteras cubanas para introducir estupefacientes de todo tipo en el territorio nacional.

Las estadísticas muestran un preocupante aumento del 38% en los casos de narcotráfico respecto al año anterior, con 50 kilogramos de sustancias decomisadas en las fronteras durante 2023.

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En lo que va de 2024, hasta marzo, ya se han registrado 17 casos y se han incautado cerca de 99 kilogramos de droga.

Diversificación de los métodos de ocultamiento de drogas

Anteriormente, la mayor parte de las drogas llegaba a través de algunos de los principales aeropuertos del país, como el José Martí de La Habana, el de Santiago de Cuba y el de Camagüey.

Sin embargo, se ha observado una evolución en los patrones de tráfico y una creciente diversificación en las formas de ocultar las sustancias ilícitas.

Los traficantes están recurriendo a métodos cada vez más sofisticados para evadir los controles aduaneros, escondiendo las drogas en alimentos, compotas para bebés, leche y condimentos, lo que dificulta su detección por parte de las autoridades.

La clasificación de los viajeros estadounidenses como de «alto riesgo» por parte de la Aduana de Cuba responde a la creciente amenaza que representan los ilícitos aduaneros, especialmente el tráfico de drogas y el contrabando de armas y otros artículos peligrosos.

Las alarmantes cifras de casos y cantidades decomisadas en los últimos años evidencian la necesidad de reforzar los controles fronterizos y la cooperación interinstitucional para hacer frente a este grave problema que afecta la seguridad nacional y el bienestar de la población cubana.

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Críticas y desafíos de la Aduana de Cuba

La Aduana General de la República de Cuba ha sido objeto de críticas durante mucho tiempo debido a su enfoque y prioridades.

En lugar de centrarse principalmente en la detección y decomiso de elementos altamente peligrosos como drogas, armas y explosivos, la institución ha dedicado recursos significativos a confiscar mercadería que los cubanos traen al país para paliar la escasez generalizada y, al mismo tiempo, hacer un negocio que correspondería a otras instituciones.

Estas acciones han sido percibidas como una persecución al comercio informal, en un contexto donde la población enfrenta serias dificultades para acceder a bienes de primera necesidad.

Además, la Aduana de Cuba enfrenta una grave crisis de desprofesionalización, derivada de la emigración masiva de trabajadores calificados y la expulsión de otros por casos de corrupción. Esta situación ha mermado la capacidad operativa de la institución y ha generado preocupación sobre la efectividad de los controles fronterizos.

Otro aspecto preocupante es el atraso tecnológico que padece la Aduana de Cuba.

Un ejemplo ilustrativo son los procedimientos para detectar a posibles «mulas» de droga. Cuando se sospecha que una persona ha ingerido o transporta estupefacientes en su cuerpo, es necesario someterla a exámenes de rayos X. Sin embargo, estos equipos no están disponibles en los propios puestos fronterizos, sino en hospitales distantes (pasa mucho en aeropuertos provinciales), lo que implica traslados prolongados.

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Para agravar la situación, estos centros hospitalarios a menudo enfrentan cortes de electricidad, retrasando aún más los procesos de inspección.

Estas deficiencias estructurales y operativas de la Aduana de Cuba plantean serios interrogantes sobre su capacidad para enfrentar eficazmente los crecientes desafíos del narcotráfico, el contrabando y otras actividades ilícitas.

Se requiere una profunda reevaluación de las prioridades, una modernización tecnológica y una depuración de los cuadros de la institución para fortalecer la seguridad fronteriza y responder a las necesidades reales del país.

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