La Resolución 56 de 2024 del Mincin: golpe demoledor para las mipymes en Cuba

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El pasado jueves 5 de diciembre, la Gaceta Oficial de Cuba publicó la Resolución 56 de 2024, una medida firmada por la ministra de Comercio Interior que ha generado gran revuelo entre los emprendedores y la sociedad cubana en general.

Esta resolución, que se presenta como un intento de ordenar la comercialización mayorista y minorista de los actores económicos no estatales, ha desatado una ola de comentarios y críticas en las redes sociales.

Muchos opinan que esta normativa podría ser el «golpe definitivo» para las Mipymes (Micro, pequeñas y medianas empresas) en Cuba, afectando gravemente el emprendimiento privado.

Si bien el gobierno y la prensa estatal la presentan como una medida positiva, destinada a facilitar la cooperación entre los sectores estatales y no estatales, el panorama que pintan no parece tan prometedor.

Como ya es habitual, la prensa oficialista ha eludido cualquier tipo de crítica y ha destacado únicamente los supuestos beneficios de la norma, omitiendo las posibles complicaciones y efectos negativos sobre los privados.

En medios como Granma y Cubadebate, se ha insistido en que la medida permitirá una mayor integración entre el sector estatal y el privado, afirmando que los actores económicos privados podrán hacer uso de la infraestructura, el transporte y la experiencia comercial de las entidades estatales.

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La resolución también promete reducir los costos de transporte y almacenamiento, lo que, según el gobierno, debería traducirse en precios más bajos para el consumidor final.

Sin embargo, la situación es más compleja de lo que parece.

La normativa establece la obligación de que las Mipymes vendan sus productos a las empresas estatales a través del comercio mayorista, lo que limita la autonomía de los empresarios privados.

Aunque el gobierno plantea que esto facilitará el proceso, lo cierto es que el sistema de precios arbitrarios, los retrasos en los pagos y la falta de cumplimiento de los contratos por parte de las entidades estatales podrían obstaculizar gravemente la implementación de la resolución.

Lo que no se menciona es cómo se gestionará el financiamiento de estas transacciones. Las Mipymes que importan productos esenciales no tienen acceso directo a divisas, y el Estado no parece tener un plan claro para pagar a las empresas privadas en moneda fuerte. Esto genera serias dudas sobre la efectividad de la medida, ya que muchas empresas pueden verse forzadas a aceptar pagos en una moneda que no tiene valor real.

Desde la apertura de las Mipymes en Cuba, se ha obligado a los privados a trabajar a través de las importadoras estatales, limitando su capacidad de competir en igualdad de condiciones.

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En su momento, el gobierno justificó esta medida alegando que las entidades estatales tenían más experiencia en el manejo de importaciones. Sin embargo, la falta de competencia ha resultado en una serie de problemas estructurales, como la escasez de productos, precios inflados y una oferta limitada.

Además, el gobierno ha tomado medidas como el tope de precios en productos esenciales como el pollo y el aceite, lo que ha llevado a muchos negocios privados a cerrar o a operar «en la clandestinidad», pues no podían mantener la rentabilidad bajo esos límites.

La resolución 56 de 2024 es vista por muchos como un obstáculo para el desarrollo del sector privado en Cuba. Mientras el gobierno asegura que el comercio mayorista con intermediarios estatales beneficiará a los emprendedores privados, la realidad es que las Mipymes pueden enfrentar mayores dificultades.

La falta de un sistema financiero eficiente, la intervención estatal en la fijación de precios y la dependencia de las importadoras estatales son solo algunos de los problemas que podrían complicar la implementación de la normativa.

En este contexto, es crucial cuestionarse: ¿realmente esta medida facilitará una competencia sana entre el sector privado y el estatal? Muchos se preguntan si esta política es una forma de proteger el monopolio estatal y evitar que los emprendedores privados desafíen las estructuras existentes.

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