Colapso en La Habana: un apagón masivo revela la crisis eléctrica
La capital cubana se sumió nuevamente en la oscuridad este lunes. Un masivo apagón en La Habana, atribuido oficialmente a una «avería», afectó a la gran mayoría de sus municipios, evidenciando una vez más la extrema fragilidad del sistema eléctrico nacional y la profunda crisis energética que vive el país.
Te mostramos todos los detalles en el siguiente video:
https://www.youtube.com/watch?v=rNqsxSlOJ1A&t=4s
El efecto dominó que paralizó la capital
Según la nota oficial del Ministerio de Energía y Minas, el evento se originó por un fallo en la subestación de Naranjito. Esta avería inicial provocó un efecto dominó que desconectó las subestaciones de Príncipe, Melones y Tallapiedra, extendiendo la interrupción del servicio por trece municipios de la capital, desde Arroyo Naranjo hasta Playa.
La magnitud del fallo fue tal que impactó directamente al Sistema Eléctrico Nacional (SEN), que opera en condiciones precarias. La sacudida provocó la salida de servicio de la unidad 6 de la central termoeléctrica de Mariel, así como de los motores de ENERGAS y Moa, agravando el ya existente déficit de generación a nivel nacional.
Crónica de un colapso anunciado
Este incidente no es un hecho aislado, sino la manifestación de una crisis sistémica. Las autoridades de la Unión Eléctrica (UNE) admiten un déficit diario de generación que supera los 1,600 megavatios en el horario de máxima demanda, lo que representa casi la mitad de las necesidades del país.
Los partes diarios de la UNE se han convertido en un listado de problemas técnicos que suavizan una realidad catastrófica. Las justificaciones incluyen unidades generadoras en avería, otras en mantenimiento programado, limitaciones por falta de combustible o problemas térmicos, pero el resultado para la población es el mismo: oscuridad y desesperación.
La desinversión: el verdadero origen de la crisis
El problema de fondo es la desinversión crónica que ha sufrido el sector energético durante décadas. Mientras se priorizaba la construcción acelerada de hoteles de lujo, la infraestructura eléctrica envejecía sin el mantenimiento adecuado. Un informe de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONEI) reveló que, en años anteriores, la inversión en turismo llegó a cuadruplicar la destinada a electricidad, gas y agua juntos.
Aunque el gobierno afirma haber revertido estas prioridades recientemente, el daño estructural ya está hecho. La recuperación del sistema eléctrico cubano requeriría miles de millones de dólares y un plan coherente que, por el momento, no parece existir. Las soluciones actuales se basan en parches y en la generación distribuida mediante grupos electrógenos.
El impacto humano más allá del apagón
Para los ciudadanos, un apagón masivo trasciende la simple molestia. Significa la imposibilidad de bombear agua a los edificios altos, la pérdida de los escasos alimentos por la falta de refrigeración y noches de calor insoportable sin ventilación. Los negocios se paralizan y la vida cotidiana se detiene.
La situación es especialmente grave para los más vulnerables. Ancianos y enfermos enfrentan barreras insalvables, como la imposibilidad de usar ascensores o la dependencia de equipos médicos que requieren electricidad. Estos cortes constantes representan una grave afectación a la calidad de vida y la dignidad de millones de cubanos.
La respuesta oficial y un verano incierto
En medio del caos, la respuesta gubernamental sigue un guion repetido: comunicados escuetos en redes sociales informando que «se trabaja en la recuperación» y «se investigan las causas», sin ofrecer plazos concretos ni soluciones a largo plazo. Esta desconexión agudiza la frustración ciudadana.
El gobierno ha advertido que el verano será extremadamente difícil en materia energética. Sin embargo, lo que se presenta como una «contingencia» es, en realidad, la consecuencia directa de décadas de gestión deficiente y prioridades equivocadas que han dejado al sistema eléctrico cubano al borde del colapso total.