Crisis en Cayo Cruz: evacúan a turistas por una avería de agua
La evacuación de un polo turístico completo en Cayo Cruz, Camagüey, debido a una crítica avería en el suministro de agua, ha expuesto la fragilidad del modelo de turismo en Cuba. Este incidente trasciende la simple falla técnica y se convierte en un símbolo del colapso infraestructural que amenaza a la principal fuente de divisas del país.
Te mostramos todos los detalles en el siguiente video:
La versión oficial frente a una crisis insostenible
El suceso obligó a la clausura de todos los hoteles de la zona y a la reubicación de los visitantes. Mientras directivos como Alex Torres Velázquez, director de Marketing de Iberostar en Cuba, calificaron el hecho como «problemas técnicos» y aseguraron que se trabaja «intensamente» en la solución, la realidad es que el evento representa un golpe a la reputación internacional del destino.
La avería en la tubería principal que abastece a este enclave de lujo no es un simple inconveniente, sino una prueba de la insostenibilidad del sistema. La incapacidad de garantizar un servicio tan básico como el agua corriente en instalaciones de cinco estrellas evidencia una profunda crisis de gestión y mantenimiento.
El desplome de las cifras turísticas
Este colapso operativo no podría ocurrir en un peor momento para la economía cubana. Datos oficiales revelan que la llegada de turistas durante el primer semestre del año se desplomó un 25% en comparación con el mismo período del año anterior, lo que se traduce en casi 330,000 visitantes menos.
Mercados emisores clave para la isla, como Canadá, Alemania, Francia y España, muestran caídas significativas. Incluso la comunidad cubana en el exterior ha reducido sus viajes a Cuba. Con estas cifras, la meta gubernamental de alcanzar los 3.5 millones de turistas en el año parece cada vez más una fantasía.
¿Por qué los turistas ya no eligen Cuba?
La razón de este declive va más allá de la falta de playas o clima favorable. La experiencia del turista se ha deteriorado hasta convertirse en una lotería. Los visitantes se enfrentan a apagones de hasta 16 horas, deficiencias en los servicios hoteleros como la falta de agua caliente y una notable escasez de alimentos que limita la oferta gastronómica.
La mala gestión y el éxodo de personal cualificado han mermado la calidad del servicio. Los viajeros, que invierten sumas considerables en sus vacaciones, se cansan de las justificaciones y de una realidad que se asemeja cada vez más a las dificultades cotidianas que enfrenta la población local.
La paradójica inversión: más hoteles, menos infraestructura
Mientras la infraestructura básica del país se desmorona, la apuesta del gobierno cubano sigue siendo la construcción de más hoteles. Datos recientes indican que el Estado invierte casi cinco veces más en el sector inmobiliario y de servicios empresariales —básicamente turismo— que en áreas vitales como la agricultura, la salud pública y la educación juntas.
Esta estrategia resulta contradictoria cuando la ocupación hotelera en los últimos años apenas supera el 50% en los mejores momentos. La obsesión por levantar nuevas moles de concreto, mientras colapsan las redes eléctricas e hidráulicas existentes, demuestra una grave desconexión con las necesidades reales del país.
El contraste: turistas reubicados y cubanos sin agua
La ironía más cruda de la crisis en Cayo Cruz es el contraste en la respuesta. Mientras se movilizaron recursos para solucionar la avería que afectaba a los hoteles de lujo, más de medio millón de cubanos, según cifras oficiales, dependen de camiones cisterna para su abastecimiento diario.
Para el turista, la avería fue una «molestia» resuelta con una reubicación. Para el ciudadano cubano, la falta de agua es una normalidad. Este incidente deja en evidencia un modelo que prioriza la fachada para el extranjero mientras el interior del país, y sus habitantes, enfrentan el abandono.