Crisis energética en Cuba obliga a intervención de emergencia de Manuel Marrero
La crisis energética en Cuba se ha intensificado hasta el punto de requerir una intervención pública de emergencia, protagonizada por el primer ministro Manuel Marrero Cruz y altos directivos del Ministerio de Energía y Minas.
Este suceso es solo una muestra más de la complejidad de la situación que vive el país, y de los esfuerzos del gobierno por intentar mantener un control sobre la narrativa y, en menor medida, sobre la crisis misma.
Manuel Marrero y su comparecencia de emergencia: ¿Qué sucedió?
El gobierno cubano convocó este jueves, 17 de octubre, una presentación de emergencia que sería transmitida en cadena nacional.
La presencia de figuras clave como el primer ministro Manuel Marrero Cruz, junto a directivos del Ministerio de Energía y Minas, subrayó la gravedad del momento.
La convocatoria, anunciada de manera imprevista, fue precedida por un mensaje en redes sociales del presidente Miguel Díaz-Canel, quien instruyó a Marrero y otros funcionarios a informar sobre lo que denominó una «situación de emergencia energética».
Sin embargo, la comparecencia sufrió un retraso significativo debido a «problemas técnicos», lo que evidenció, irónicamente, las propias fallas del sistema eléctrico.
El panel, inicialmente programado para las 8:30 p.m., no pudo transmitirse a tiempo debido a dificultades con el enlace desde Santiago de Cuba, donde se encontraba Marrero.
La transmisión fue pospuesta mostrando que la improvisación marcó este evento desde su inicio.
El déficit eléctrico: un problema creciente
La magnitud del problema es evidente cuando se considera el déficit eléctrico que atraviesa la isla.
Para el jueves en cuestión, la Unión Eléctrica de Cuba anticipó un déficit de 1678 megavatios (MW), una cifra alarmante, casi récord para el año en curso, que deja entrever la posibilidad de más apagones prolongados en todo el país.
En algunos casos, los cortes de energía han durado hasta 15 horas seguidas, afectando a múltiples zonas de la isla. En provincias como Camagüey los usuarios del sistema eléctrico han tenido solo tres horas de luz en un día, algo insólito.
Esta situación ha generado una creciente insatisfacción entre la población, que ya ha comenzado a protestar en las calles, cada vez con menos timidez.
Las causas del colapso del Sistema Electroenergético Nacional son múltiples, destacándose las averías en unidades clave como las de Nuevitas, Felton y Varadero.
Además, la falta de combustible ha paralizado 50 centrales de generación distribuida y otros importantes motores en lugares como Melones y Santiago de Cuba. En total, la pérdida asciende a 799 MW, solo por la carencia de combustible.
Protestas y tensión en las calles
El colapso del sistema eléctrico ha provocado una ola de descontento social que se ha manifestado en protestas en diversas partes del país.
Zonas como Sancti Spíritus y Báguanos, en Holguín, han sido testigos de manifestaciones masivas.
La población, agotada por los apagones interminables, ha comenzado a expresar su malestar de manera pública, lo que aumenta la presión sobre el gobierno.
Falta de combustible y averías
Uno de los principales factores detrás de la actual crisis energética es la falta de combustible.
El embargo y las restricciones impuestas por Estados Unidos han limitado severamente la capacidad de Cuba para importar los recursos necesarios para mantener su infraestructura energética, afirman voces gubernamentales.
Además, las plantas termoeléctricas del país están experimentando averías recurrentes y períodos prolongados de mantenimiento, lo que reduce aún más la capacidad de generación eléctrica.
A este panorama se suman otros factores meteorológicos, como el retraso en la llegada de fuel oil debido a malas condiciones climáticas que afectaron severamente a las plantas de Mariel y La Habana.
Aumento de la demanda eléctrica y las medidas del gobierno
En los últimos años, la demanda de electricidad ha crecido significativamente. Solo en los últimos 12 meses, más de 100.000 equipos de aire acondicionado ingresaron al país, incrementando considerablemente la carga sobre el sistema eléctrico.
Este aumento en la demanda ha coincidido con una escasez de gas para cocinar, lo que obligó a muchas familias a recurrir a la electricidad para preparar sus alimentos.
La demanda adicional ha aumentado en 250 MW, exacerbando una situación ya crítica.
Ante esta realidad, el gobierno cubano ha tomado medidas para incentivar el ahorro de energía. Se han emitido indicaciones para ajustar la temperatura de los aires acondicionados a 24 grados y desconectar completamente los centros de trabajo que no sean esenciales.
Además, se han paralizado diversas actividades económicas para priorizar el suministro eléctrico en los hogares, una decisión que refleja la gravedad de la situación y que pone en jaque a cualquier pretendido plan de estabilización económica.
Energía renovable: ¿apuesta del futuro?
En medio de esta crisis, el gobierno ha puesto en marcha un plan para reducir la dependencia de los combustibles fósiles mediante inversiones en energías limpias.
En particular, se está promoviendo el uso de parques fotovoltaicos con el objetivo de generar 900 MW de energía solar para 2025.
También se están tomando medidas para incentivar la compra de sistemas solares fotovoltaicos, ofreciendo acumulación de energía para su uso nocturno, en lugar de depender de generadores eléctricos.
A corto plazo, se espera que estas inversiones alivien parte de la carga sobre el sistema eléctrico, aunque la recuperación de la generación térmica será un proceso a largo plazo.
¿Soluciones a la vista?
Aunque las autoridades aseguran estar trabajando arduamente para resolver la crisis energética, la realidad es que las soluciones parecen lejanas.
La combinación de factores estructurales, como la falta de inversión en el mantenimiento de la infraestructura energética y las dificultades para acceder a recursos debido al embargo estadounidense, complica cualquier intento de solución rápida.
Por el momento, el gobierno cubano ha optado por una estrategia de contención: priorizar el sector residencial, paralizar actividades económicas y promover el ahorro energético. Todo parece más encaminado a reducir el descontento social que a resolver la fuente del conflicto real.
Sin embargo, a largo plazo, será necesario un cambio más profundo en la estrategia energética del país para evitar que esta situación se repita.
