Revelado: el país latinoamericano donde ser cristiano puede costarte la libertad
Cuba se ha posicionado como el país más peligroso del continente americano para profesar la fe cristiana, según revela la Lista Mundial de Persecución 2025, elaborada por la organización no gubernamental Puertas Abiertas y auditada por el Instituto Internacional para la Libertad Religiosa. El informe, que evalúa el período comprendido entre octubre de 2023 y septiembre de 2024, ubica a la isla caribeña en el puesto 26 entre los 50 países donde los cristianos enfrentan mayor hostigamiento, superando incluso a naciones africanas como la República Centroafricana, Níger y Etiopía.
La metodología empleada por Puertas Abiertas para elaborar este ranking se basa en encuestas exhaustivas realizadas a líderes cristianos locales y expertos en más de 100 países. El estudio analiza minuciosamente el nivel de opresión que experimentan los creyentes en diversos ámbitos: privado, familiar, social, nacional y eclesial. Con una puntuación de 73 unidades, Cuba se sitúa en la categoría de persecución «severa», lo que implica que los cristianos en la isla sufren tanto discriminación sistemática como actos violentos.
Esta posición resulta particularmente significativa considerando que Cuba se encuentra por delante de países como Vietnam y Catar, y presenta una situación más crítica que Nicaragua en términos de libertad religiosa. En el contexto global, solo es superada por naciones de Asia y África, continentes donde la persecución religiosa alcanza proporciones más elevadas, con dos de cada cinco cristianos perseguidos en Asia y uno de cada cinco en África, en contraste con la ratio de uno de cada 16 en América Latina.
Documentación y casos concretos de persecución religiosa
El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) ha corroborado la grave situación descrita en el informe de Puertas Abiertas, documentando al menos 996 actos contra la libertad religiosa en Cuba durante 2024. Una de las problemáticas más significativas es la existencia de más de 60 iglesias, ministerios o congregaciones cristianas que operan sin reconocimiento legal, incluyendo comunidades como «Viento Recio» en Las Tunas, «Dios sacude a Cuba y a las Naciones», «Emmanuel» en Santiago de Cuba y «Palabra de Fuego Bendición Sagrada» en Camagüey.
La persecución se manifiesta de diversas formas, desde la negación de asistencia religiosa a presos políticos cristianos hasta el impedimento sistemático a las Damas de Blanco, particularmente a su líder Berta Soler, de asistir a servicios religiosos. Casos emblemáticos incluyen el hostigamiento contra los laicos católicos Dagoberto Valdés Hernández y Yoandy Izquierdo Toledo del Centro de Estudios Convivencia, así como las amenazas de la Seguridad del Estado contra el sacerdote Kenny Fernández Delgado por sus publicaciones en redes sociales llamando a la oración por la paz en Venezuela y Cuba.
Control estatal y represión institucionalizada
La estructura de control religioso en Cuba se mantiene firmemente arraigada en el aparato estatal, principalmente a través de la Oficina de Asuntos Religiosos del Partido Comunista y unidades especiales de contrainteligencia dedicadas específicamente a la vigilancia de líderes y comunidades religiosas. Esta infraestructura de control contradice abiertamente el proclamado carácter laico del Estado cubano y su pretendida imagen de tolerancia religiosa.
El testimonio del padre Castor José Álvarez Devesa, quien sufrió agresiones físicas durante las protestas antigubernamentales de julio de 2021, ilustra una estrategia histórica del régimen: el intento sistemático de crear división entre el pueblo y los obispos de la isla. Según el sacerdote, esta táctica forma parte de una política más amplia de control total, donde los gobernantes buscan dominar todas las esferas de influencia dentro de su territorio, incluyendo la religiosa, llegando incluso a intentar ejercer influencia directa sobre el Vaticano.
La situación ha escalado hasta el punto de que varios líderes religiosos han sido procesados y condenados a penas de prisión, especialmente tras su participación en manifestaciones públicas. Este patrón de represión demuestra la continuidad de una política estatal que ve en la libertad religiosa una amenaza al control gubernamental, resultando en una sistemática violación de derechos fundamentales que ha posicionado a Cuba como el país más hostil hacia los cristianos en todo el continente americano.