Mercedes-Benz en Cuba: el lujo que divide a un país en plena crisis
El 10 de enero de 2025, Cuba presenció un hito que marca un cambio trascendental en su mercado automotriz: la venta del primer auto Mercedes-Benz a un cliente particular.
Este acontecimiento, llevado a cabo por MCV Comercial S.A., distribuidor oficial de la prestigiosa marca alemana en la isla, se enmarca en un contexto de reformas económicas y flexibilizaciones en la importación y comercialización de vehículos.
La venta fue posible gracias al Decreto 119/24, en vigor desde el 1 de enero de 2025, que permite a los cubanos comprar automóviles en dólares estadounidenses. Este marco regulatorio abrió la puerta a que una pequeña élite económica pudiera acceder a vehículos de lujo, con precios que van desde 51.000 hasta 191.000 dólares, impuestos incluidos.
La implementación del decreto ha generado un notable interés en la población con acceso a divisas, causando una saturación en el sistema de citas para adquirir los autos. Según MCV Comercial S.A., las solicitudes se están atendiendo por orden de antigüedad en un registro abierto desde octubre de 2024, lo que ha llevado a tiempos de espera más largos de lo anticipado.
Desigualdad y polarización en la sociedad cubana
Aunque el evento marca un avance comercial y tecnológico, ha puesto en evidencia una de las contradicciones más profundas de la Cuba contemporánea: el acceso desigual a recursos y oportunidades. La llegada de autos de lujo a un país donde la mayoría de la población enfrenta dificultades para adquirir alimentos y medicinas ha desatado un acalorado debate sobre las prioridades económicas y sociales.
En un contexto de crisis prolongada, en el que muchos cubanos viven con salarios estatales insuficientes en moneda nacional, la imagen de un Mercedes-Benz rodando por las calles de La Habana contrasta de manera aguda con la realidad de aquellos que luchan por cubrir sus necesidades básicas.
“La existencia de este mercado de lujo evidencia la brecha creciente entre quienes tienen acceso a divisas —ya sea a través de remesas, negocios privados o empleos en sectores privilegiados como el turismo— y la gran mayoría de la población, que depende de un salario estatal en pesos cubanos”, señalan analistas económicos.
La dolarización y sus efectos en la economía cubana
Uno de los factores que más ha acentuado las desigualdades en la isla es la dolarización parcial de la economía. La creación de tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC) y la necesidad de contar con divisas para acceder a bienes de primera necesidad han establecido un sistema económico dual. Mientras algunos disfrutan de un estilo de vida relativamente cómodo gracias al acceso a dólares o euros, otros enfrentan una inflación galopante que erosiona el poder adquisitivo de los salarios estatales.
La llegada de los Mercedes-Benz no solo refleja la existencia de esta élite económica, sino que también pone en evidencia las transformaciones estructurales que ha vivido el país en las últimas décadas. En los años posteriores al colapso del bloque soviético, la legalización de las remesas y el auge del turismo fomentaron la desigualdad, creando un abismo entre quienes tienen acceso a recursos externos y quienes no.
Impacto social: de la cohesión a la fragmentación
El contraste entre la realidad de una minoría que puede permitirse vehículos de lujo y una mayoría que enfrenta penurias económicas ha tenido efectos devastadores en la cohesión social. Durante décadas, el discurso oficial del gobierno cubano ha girado en torno a la igualdad como uno de los pilares de la Revolución. Sin embargo, el acceso a bienes de lujo, como los Mercedes-Benz, ha destapado tensiones y resentimientos en una sociedad cada vez más polarizada.
Esta fractura no solo se limita a las disparidades económicas, sino que también afecta a la percepción de legitimidad del sistema. Muchos cubanos cuestionan cómo es posible que en un país donde gran parte de la población carece de acceso a bienes básicos, se permita la comercialización de vehículos cuyo costo supera los 190,000 dólares.
“El modelo socialista cubano se fundó sobre la promesa de justicia social y equidad, pero la realidad actual contradice esos ideales. Esta desigualdad visible pone en jaque la narrativa oficial y genera un profundo desencanto ideológico”, afirman expertos en sociología.
El contexto histórico: de la igualdad a la desigualdad
Cuba fue, durante décadas, un ejemplo de igualdad en América Latina. Las políticas de redistribución implementadas por la Revolución, como la reforma agraria, la nacionalización de empresas y el acceso universal a servicios básicos, lograron reducir significativamente las brechas sociales y económicas. En la década de 1970, el índice de Gini del país era uno de los más bajos de la región, reflejando una distribución de ingresos notablemente equitativa.
Sin embargo, el colapso del bloque soviético en 1991 marcó un punto de inflexión. La crisis económica conocida como el «Período Especial» obligó a Cuba a abrirse al turismo, legalizar las remesas y permitir ciertas actividades privadas, lo que profundizó las desigualdades.
Actualmente, aunque no existen cifras oficiales recientes sobre el índice de Gini, estudios internacionales estiman que la desigualdad en Cuba ha aumentado significativamente, con valores cercanos a 0.38-0.45. Aunque estas cifras siguen siendo más bajas que las de muchos países de la región, representan un cambio drástico en comparación con el pasado.
Entre el desarrollo y la deslegitimación
La venta de autos de lujo en Cuba plantea preguntas fundamentales sobre las prioridades económicas y políticas del país. Si bien algunos interpretan la apertura del mercado como un paso hacia la modernización y el desarrollo, otros lo ven como una señal de desigualdad sistémica que podría tener consecuencias a largo plazo.
En términos sociales, esta disparidad puede aumentar las tensiones y polarizar aún más a la población, erosionando la cohesión que durante años fue uno de los pilares del modelo cubano. Además, la existencia de una élite económica contrasta con la narrativa oficial de justicia social, generando descontento y cuestionamientos sobre la legitimidad del sistema.
En el ámbito económico, el surgimiento de un mercado de lujo en un contexto de escasez crónica puede desviar recursos hacia bienes exclusivos en lugar de atender las necesidades básicas de la mayoría.
Reflejo de las contradicciones cubanas
La venta de autos Mercedes-Benz en Cuba es un recordatorio de las complejidades y contradicciones de un país que, durante décadas, se ha presentado como un modelo de igualdad y justicia social. Este fenómeno pone de manifiesto las desigualdades crecientes en una sociedad marcada por la dolarización, la crisis económica y las transformaciones estructurales.
La coexistencia de cubanos que pueden permitirse lujos inimaginables para la mayoría y otros que luchan por sobrevivir plantea interrogantes sobre el futuro de la isla y los desafíos que enfrentará para reconciliar su discurso con su realidad.