El fracaso de Mariel: ¿cómo Rusia tomará el control del puerto?
La Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM), proyectada en su momento como el motor económico de Cuba y el futuro «Singapur del Caribe», ha virado su rumbo drásticamente. Tras una década de resultados decepcionantes, el gobierno cubano ahora negocia con Rusia para establecer un centro logístico ruso en sus instalaciones estratégicas.
Te mostramos todos los detalles en el siguiente video:
Un centro logístico ruso en el corazón del Caribe
La confirmación del acuerdo se produjo durante el Foro Económico Internacional de San Petersburgo. Tatyana Mashkova, presidenta del Comité Nacional de Cooperación Económica de Rusia con América Latina, anunció que Moscú y La Habana trabajan en la creación de un centro logístico de operaciones ruso en el Puerto de Mariel.
El objetivo, según fuentes rusas, es abaratar los costos de distribución de sus productos en América Latina. El empresario Borís Titov había señalado previamente que el costo de envío de un contenedor a la región se disparó de $6,000 a más de $20,000. Mariel funcionaría como un «hub» para que las empresas rusas puedan distribuir su mercancía de manera más eficiente en el continente.
La crónica de un fracaso anunciado: la ZEDM
Para comprender la decisión de Cuba, es necesario analizar el historial de la ZEDM. Inaugurada en 2013, fue presentada como la solución a los problemas económicos del país. El proyecto prometía un puerto de aguas profundas para buques post-panamax y atractivos incentivos fiscales para atraer una inversión extranjera de $2,500 millones anuales.
Sin embargo, una década después, las cifras evidencian un fracaso rotundo. De los más de $22,000 millones esperados en diez años, solo se comprometieron cerca de $3,000 millones. Para 2023, de 62 negocios aprobados, solo 36 estaban en operaciones reales, una inversión 25 veces menor a la proyectada, convirtiendo al proyecto en un verdadero elefante blanco.
El reconocimiento oficial de un proyecto fallido
La situación se tornó tan crítica que el propio gobierno cubano ha tenido que admitir el desastre. En diciembre de 2024, el primer ministro Manuel Marrero reconoció públicamente que la ZED Mariel «dejó de ser competitiva». Marrero atribuyó el fracaso a la burocracia excesiva y a la falta de garantías jurídicas para los inversores.
A estos problemas se suman otros factores internos. En 2024 se destapó un desfalco millonario en la zona y, en noviembre de ese año, el huracán Rafael causó graves daños a la terminal. La desesperación llevó al gobierno a ofrecer en 2022 un terreno de 50 hectáreas por 50 años a la Unión Económica Euroasiática, una oferta que tuvo que ser repetida un año después por falta de interesados.
Una alianza por desesperación y estrategia geopolítica
En este contexto de fracaso reconocido y necesidad de divisas, aparece Rusia. Para La Habana, el acuerdo representa una inyección de capital y un espaldarazo de un aliado poderoso. Ya no se trata de atraer a múltiples inversores globales, sino de ceder el control operativo a un único socio estratégico.
Para Moscú, la oportunidad es tanto logística como geopolítica. Establecer una base de operaciones en Mariel, a solo 90 millas de Estados Unidos, es una jugada estratégica en un momento de alta tensión global. El proyecto, concebido para asegurar la soberanía económica cubana, podría terminar dependiendo de una potencia extranjera, reeditando un patrón de dependencia económica en la isla.