Sociedad Abakuá en Cuba: secretos no contados
La Sociedad Secreta Abakuá es una especie de secta cubana donde solo se aceptan hombres. Única de su tipo en el continente americano es una de las más conocidas y también estigmatizadas por la población de la isla.
Se conoce que surgió en el municipio Regla en los inicios del siglo XIX (1820) entre esclavos que llegaron de Calabarí en Nigeria.
En sus inicios eran muy estrictos (aún lo siguien siendo, aunque un poco menos) con sus miembros quienes eran solo negros esclavos que provenían fundamentalmente de dotaciones domésticas de personas de la alta sociedad. Años más tarde también incluyeron a blancos y mulatos de La Habana y Matanzas.
También conocida como ñáñigos, la Sociedad Secreta Abakuá se basa en la ayuda mutua y la colaboración entre sus miembros y desciende de las religiones africanas.
Aunque poco se conoce sobre esta sociedad secreta, debido a que sus miembros son muy estrictos con la información y que solo aceptan a hombres heterosexuales, esta ha sido una vertiente religiosa rechazada por una parte de la población.
Rescate de los estudiantes de medicina
La historia cubana los ha reivindicado debido a que fue un grupo de abakuás quiénes defendieron a los ocho estudiantes de medicina que fueron fusilados por una supuesta profanación de la tumba del periodista español Gonzalo Castañón Escaro.
La Asociación Yoruba de Cuba adelanta la Letra del año 2023Se cuenta que fueron miembros de esta secta quienes trataron de rescatar a los estudiantes y fueron asesinados a tiros por los voluntarios de la metrópolis española.
Una investigación de Cubahora recoge que varios historiadores han hecho alusión al hecho aunque a través de la memoria oral de los habaneros.
“En el texto Páginas olvidadas de nuestra historia: cinco héroes negros, Augusto Warela también recoge el informe rendido por el celador de La Punta :“…son cinco los hombres de color muertos, recogidos en diferentes lugares de este barrio, los cuales estaban heridos de arma de fuego y bayoneta…”.
Sin embargo, no hubo una declaración oficial, tatuaje u otra marca en la piel o atributo que permitiera reconocer y confirmar que pertenecían a esta sociedad religiosa.
No obstante, la historia oral que ha pasado de generación en generación, identificó a uno de los muertos como un “ecobio” o hermano de cofradía de Alfonso Álvarez de la Campa, el más joven de los estudiantes condenados a morir.
Otras investigaciones arrojaron el negro era miembro de una de las primeras sectas en la que se incluían a hombres blancos y la que podía haber pertenecido el estudiante de medicina fusilado.
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También ha sido vinculada a la Sociedad Secreta Abakuá la artista cubana Belkis Ayón, quién dedicó gran parte de su corta vida artística a descifrar los secretos de esta sociedad y dibujar a su alter ego Sikán, la única mujer que se reconoce en esta religión y que fuera la madre de todos sus miembros.
Sikán aparece por primera vez en la obra de esta artista habanera en 1987, y hasta 1991 es casi exclusivamente el centro de atención de sus obras. Aunque algunas personas han querido especular sobre su suicidio debido a que no era aceptada dentro de la sociedad abakuá por ser mujer y aún así investigaba y dibujaba algunos de sus secretos, varios conocidos aseguran que Belkis tenía una relación profesional con intelectuales miembros de esta religión y quiénes la ayudaban a adentrarse en sus particularidades.
La obra de Belkis refleja respetuosamente el mito alrededor de las sikanes y las reivindica como madres de todos los abakuá y su gran iniciadora sacrificada.
Sikán llegó a convertirse en el alter ego de Belkis Ayón, quien según algunos críticos llegó a plasmar sus propios rasgos en sus dibujos de este personaje. Además, el misterio que envuelve los últimos años de vida de esta excelente artista también la unen al simbolismo y la complejidad existencial de su personaje principal.
Su obra refleja los conflictos sociales y qué materia de género han existido alrededor de la sociedad secreta, aunque Ayón se definía a sí misma “un tanto observadora intermediaria y reveladora a partir de sus estudios y experiencias”.
Ayllón también conectó la religión abakuá con otras religiones y una de sus obras más populares fue La Familia, una coreografía sobre papel de 1991 basada en la pintura y escena bíblica La Sagrada Familia. Varias de sus obras sustituyen escenas tradicionales de la religión católica por otras con la temática Abakuá.
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