Colapso en Correos de Cuba: demoras de meses para entregar motos
La reciente medida que permite la importación de motocicletas a Cuba, una esperanza para aliviar la crisis de transporte, se ha topado con un obstáculo mayúsculo: el colapso operativo de Correos de Cuba. La empresa estatal admite demoras de más de 60 días, afectando a miles de cubanos que esperan sus envíos.
Te mostramos todos los detalles en el siguiente video:
La «crónica de una ruta crítica»: la versión oficial de la empresa
El pasado 7 de julio, el Grupo Empresarial Correos de Cuba emitió un comunicado en Facebook titulado «Crónica de una ruta crítica anunciada», donde reconoce una situación «muy compleja». Según la entidad, el principal detonante ha sido la cantidad récord de motocicletas con motor de combustión que han arribado al país desde la aprobación de la nueva ley de importación el 1 de enero de 2025.
La empresa compara la crisis actual con la vivida durante la pandemia en 2020 y 2021, aunque señala que la diferencia radica en el volumen y peso de los paquetes. A este problema se suman, según la nota oficial, el déficit de combustible y los constantes apagones, atribuyendo la responsabilidad de fondo a las dificultades económicas del país.
El resultado es un plazo de entrega que supera los 60 días en promedio desde que un paquete llega a la Empresa de Mensajería y Cambio Internacional (EMCI). Para las motocicletas, la propia empresa admite que «ese tiempo es mucho mayor». A principios de julio, aún se procesaban contenedores arribados a finales de abril.
El calvario de las motos: un trámite caro con una entrega deficiente
La nueva legislación, que permite importar motos de hasta 250cc, implica un alto costo para los ciudadanos, con un valor en aduana que alcanza los 850 dólares, o 950 USD si incluye sidecar. Tras este desembolso, la solución logística de Correos de Cuba ha generado una indignación generalizada.
La empresa ha centralizado la recogida de las motocicletas en solo tres puntos para todo el país: La Habana para los residentes de Pinar del Río a Matanzas, Santa Clara para la región central hasta Camagüey, y Holguín para toda la zona oriental.
Esta medida obliga a los destinatarios a costear largos y costosos viajes para recoger un artículo por el que ya han pagado un alto precio, contradiciendo el supuesto objetivo de la ley de facilitar la movilidad. Mientras tanto, una planta automatizada que prometía modernizar el servicio sigue inoperativa, a la espera de un equipo eléctrico de importación.
Indignación popular: las excusas que ya nadie cree
La reacción pública al comunicado de Correos de Cuba ha sido de escepticismo e indignación. El principal cuestionamiento de la ciudadanía es la falta de previsión de una empresa estatal que conocía con meses de antelación la aprobación de la ley y el previsible aumento de volumen en los envíos.
Los cubanos comparan el servicio de Correos con el de otras agencias de paquetería, como la estatal Aerovaradero, que demuestran mayor eficiencia operando bajo las mismas condiciones de escasez de combustible y electricidad. Esto ha debilitado la credibilidad de las justificaciones oficiales.
La situación ha provocado incluso la reacción de figuras públicas como la experiodista de la televisión estatal Irma Shelton Tasé, quien calificó el hecho de «vergüenza» y una causa directa de la «pérdida de confianza en nuestras instituciones». El descontento no se limita a las motos, ya que miles de paquetes pequeños también acumulan meses de retraso.
Análisis: un monopolio estatal que no está a la altura
El caso expone la contradicción de una política de importación del siglo XXI ejecutada con una logística deficiente y obsoleta. Las justificaciones de la empresa no responden a preguntas básicas sobre la falta de planificación y la gestión de los recursos obtenidos por un servicio de alto costo.
Más allá del colapso logístico, el problema de fondo parece ser la falta de respeto hacia un cliente que paga en divisa por un servicio que recibe con meses de retraso y que, además, le genera gastos adicionales. Cada paquete demorado no es solo una mercancía, sino el sacrificio de una familia y una fuente creciente de frustración y desconfianza.
