El dólar cae y el peso sube. ¿Qué está pasando con las divisas en Cuba?
El reciente descenso del dólar y otras divisas en el mercado informal cubano, reportado por elTOQUE, refleja una aparente revalorización del peso cubano en un contexto de profunda crisis económica.
Este fenómeno se atribuye principalmente al anuncio gubernamental de una tasa de cambio flotante a implementarse en 2025, presentado por el primer ministro Manuel Marrero durante la Asamblea Nacional.
Esta medida inédita busca regular el mercado cambiario en espacios oficiales, como las Cadecas, ofreciendo mayor seguridad a los ciudadanos.
Sin embargo, el sistema flotante genera incertidumbre debido a la falta de detalles sobre su implementación.
Economistas cuestionan la capacidad del Estado para garantizar reservas suficientes de divisas, dado el historial de desconfianza hacia la gestión estatal y las limitaciones financieras del país.
Además, se prevé que tipos de cambio múltiples, con tasas diferentes para sectores estatales y privados, persistan, lo que podría complicar aún más el panorama económico.
Otros factores influyentes incluyen un mayor control estatal sobre las Mipymes, con medidas como la resolución 56, que limita su acceso al mercado mayorista, reduciendo significativamente la demanda de divisas en el sector privado.
Asimismo, el aumento estacional de remesas hacia el final del año incrementa la oferta de divisas, presionando a la baja su valor en el mercado informal.
Pese a esta caída del dólar, no se han observado impactos en los precios de bienes básicos, que permanecen inaccesibles para la mayoría.
Expertos advierten que esta revalorización del peso podría ser temporal, dado que los desequilibrios estructurales de la economía cubana, como el elevado déficit fiscal y la contracción de la producción nacional, no han cambiado.
A largo plazo, la tendencia apunta a una depreciación sostenida del peso, profundizando la dolarización parcial de la economía.
Aunque la implementación de una tasa flotante representa un cambio potencialmente positivo, las dudas sobre su sostenibilidad y el impacto limitado en las condiciones de vida de los cubanos generan escepticismo generalizado.
La situación económica de Cuba sigue siendo un desafío monumental tanto para el Gobierno como para la población, que enfrenta las consecuencias de una crisis persistente.