Gobierno de Cuba reconoce fracaso de la bancarización a menos de un año de implementada
El Gobierno cubano ha admitido recientemente el fracaso del proceso de bancarización que implementó en agosto de 2023 con el objetivo de eliminar las transacciones en efectivo y obligar a personas y empresas a utilizar formas de pago electrónico.
Las autoridades reconocen que el impacto de estas medidas no ha sido el esperado. De acuerdo a un informe del Banco Central de Cuba (BCC), persisten diversos problemas que obstaculizan la implementación del proceso de bancarización.
Hay comercios que tienen los canales de pago pero no garantizan a sus clientes el acceso a estos. Existe resistencia por parte de los vendedores directos pertenecientes a comercios estatales. Hay prestadores de bienes y servicios que carecen de las condiciones técnicas necesarias.
Muchos actores económicos no crean las condiciones o se las arreglan para evadir el fisco. Parte de la población reclama no haber sido consultada sobre cómo quieren recibir su salario (en efectivo o tarjeta). Persisten quejas entre clientes que son imposibilitados de escoger el modo de pago en los establecimientos de venta.
En el interior del país, la infraestructura no es adecuada para implementar la medida. Los actores económicos no estatales no tienen un mercado formal donde adquirir divisas, por lo cual siguen acumulando dinero en efectivo. Tampoco depositan en el banco de manera estable y sigue existiendo mala percepción de los servicios bancarios.
Reconocimiento del fracaso de la política cambiaria
Junto al fracaso de la bancarización, el Gobierno también ha reconocido el fiasco que supone la tasa de cambio oficial que estableció para las divisas como parte del “ordenamiento económico y monetario”.
El primer ministro, Manuel Marrero Cruz, admitió durante una reunión del BCC la necesidad de eliminar la dualidad cambiaria (tasa oficial y tasa informal) y el tipo de cambio ilegal, asuntos que reconoció preocupan mucho a la población “por su incidencia en la inflación y la conformación de precios”.
Marrero Cruz señaló que una de las “propuestas concretas” del Gobierno será determinar una nueva tasa de cambio oficial que erradique el mercado informal de divisas en el país.
Reconoció que el tipo de cambio ilegal se ha incrementado cada día, lo cual “implica también más preocupación a la población” por su impacto en la inflación.
Sin embargo, el primer ministro no explicó qué “propuestas concretas” tiene el Gobierno para lograr este objetivo. Mientras la tasa oficial establece un valor de cambio de un dólar a 120 pesos, en el mercado negro de divisas, la divisa estadounidense se cotiza a 340 pesos cubanos (CUP), y subiendo.
Llamado a reforzar disciplina y control
Ante el fracaso de la bancarización y la política cambiaria, el primer ministro hizo un llamado a “reforzar la disciplina, la exigencia y el control” para abordar estos “temas complejos” que, de no lograrse encaminar hacia una solución, dificultarían impulsar la economía cubana.
Por su parte, el director general de operaciones y sistemas de pagos del BCC, Julio Antonio Pérez Álvarez, señaló como una de las “principales insatisfacciones” de la entidad el hecho de no haber podido detener ni asegurar la disponibilidad y estabilidad del efectivo en los cajeros automáticos.
Pérez Álvarez también denunció las irregularidades de “actores económicos que no respetan el derecho de los clientes y consumidores a elegir la forma de pago”, como uno de los factores que han llevado al fracaso del proceso de bancarización.
En resumen, el Gobierno cubano se ha visto obligado a reconocer los múltiples problemas y deficiencias que han caracterizado sus intentos de eliminar el uso del efectivo y obligar a la población a utilizar medios de pago electrónicos.
Ante el evidente fracaso, las autoridades llaman a reforzar el control y la disciplina, si bien no ofrecen soluciones concretas a corto plazo para resolver la dualidad cambiaria que tanto preocupa a la población.
Antecedentes y objetivos de la bancarización
En agosto de 2023, el Gobierno cubano aprobó un programa para la bancarización del país que comprendía un grupo de medidas para incentivar el uso de los canales electrónicos de cobro y pago en la isla, donde ni los cajeros cuentan con efectivo.
El objetivo era eliminar las transacciones en efectivo y obligar a personas y empresas a utilizar formas de pago electrónico.
Las autoridades reconocen que el impacto de estas medidas no ha sido el esperado.
