Titular del Mincin reconoce que Cuba compra casi todo en el extranjero

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La ministra cubana de Comercio Interior, Betsy Díaz Velázquez, ha reconocido recientemente los graves problemas que enfrenta el país en la distribución de la canasta familiar normada.

En una aparición en el programa Mesa Redonda de la Televisión Cubana, Díaz Velázquez admitió que su ministerio ha perdido la capacidad de cumplir en tiempo con las entregas de estos productos esenciales para la población.

Dependencia de las importaciones

Uno de los principales factores que contribuyen a esta crisis es la abrumadora dependencia de Cuba en los productos importados.

Según la ministra, la canasta familiar normada depende «totalmente» de las importaciones, lo que deja al país vulnerable ante cualquier interrupción en el suministro internacional.

Esta situación se agrava por el hecho de que Cuba importa alrededor del 80% de los alimentos que consume, según datos oficiales.

La dependencia de las importaciones no sólo expone a Cuba a los vaivenes del mercado global, sino que también ejerce una enorme presión sobre las finanzas del país.

El gobernante cubano, Miguel Díaz-Canel, ha admitido que el Gobierno enfrenta una «tarea titánica» para garantizar los aproximadamente 230 millones de dólares mensuales necesarios para asegurar los productos de la canasta básica.

En sus propias palabras, «muchas veces tenemos los barcos con alimentos (…) y no tenemos dinero para financiarlos».

Problemas logísticos y de infraestructura

Además de la dependencia de las importaciones, Cuba enfrenta significativos desafíos logísticos y de infraestructura que dificultan la distribución eficiente de los productos básicos.

Díaz Velázquez detalló el complejo proceso que involucra la llegada y distribución de estos productos en el país, desde la descarga de los buques en los puertos hasta el transporte a las provincias, municipios y, finalmente, a las bodegas donde los ciudadanos pueden acceder a ellos.

Este proceso se ve obstaculizado por diversos factores, como la falta de combustible para los transportistas, las interrupciones en el suministro eléctrico que afectan procesos clave como el pesaje y la facturación, y la escasez de fuerza de trabajo en puntos críticos como los centros de carga y los puertos.

Todos estos elementos se combinan para crear cuellos de botella y retrasos significativos en la entrega de los productos normados.

Aumento de precios en el mercado internacional

Otro factor que agrava la crisis de la canasta básica en Cuba es el aumento de los precios de los productos en el mercado internacional.

Según la ministra Díaz Velázquez, el arroz que compra Cuba actualmente cuesta el doble de lo que costaba en 2019 o 2020.

Este incremento en los precios ejerce una presión adicional sobre las ya tensas finanzas del país y limita su capacidad para adquirir los productos necesarios en cantidades suficientes.

La crisis de la canasta básica en Cuba es un reflejo de los profundos desafíos económicos y estructurales que enfrenta el país. La excesiva dependencia de las importaciones, combinada con una infraestructura logística deficiente y el aumento de los precios internacionales, ha llevado a una situación en la que el Gobierno lucha por cumplir con sus compromisos de proporcionar los productos esenciales a la población.

Aunque la ministra Díaz Velázquez ha expresado el compromiso del Gobierno para garantizar las entregas y recuperar los atrasos, es evidente que se necesitan cambios sustanciales y a largo plazo para abordar las raíces de esta crisis.

Cuba deberá trabajar para reducir su dependencia de las importaciones, mejorar su infraestructura logística y encontrar formas de hacer frente a los desafíos financieros que enfrenta. Solo entonces podrá asegurar un suministro estable y confiable de productos básicos para su población.

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