¿Por qué frena Cuba al único sector económico que realmente crece?
En medio de una persistente crisis económica en Cuba, un único sector muestra un crecimiento robusto: el privado. Sin embargo, datos oficiales del primer semestre de 2025 revelan una contradicción fundamental: el propio gobierno, que admite el éxito de estos negocios, está aplicando un freno a su expansión.
Te mostramos todos los detalles en el siguiente video:
Cifras que revelan un crecimiento sin precedentes
Mientras la economía estatal cubana continúa en declive, con una caída del 7% en los ingresos por exportaciones, el sector privado presenta una realidad opuesta. Según cifras del Ministerio de Economía y Planificación, las exportaciones de las mipymes crecieron más de un 30%, alcanzando los 21 millones de dólares, impulsadas principalmente por la venta de carbón vegetal.
El dato más revelador se encuentra en las importaciones. Durante la primera mitad de 2025, el sector privado importó un récord de 1.195 millones de dólares, un aumento del 34% respecto al año anterior. De esta cifra, 836 millones fueron gestionados directamente por las mipymes, superando los 1.036 millones importados por toda la industria estatal cubana en el mismo período.
El rol de las mipymes en el abastecimiento nacional
El auge importador del sector privado está llenando los vacíos de abastecimiento que el Estado no logra cubrir, proveyendo al mercado de alimentos, productos de aseo y otros bienes esenciales. Además, se ha consolidado un fenómeno conocido como «encadenamientos productivos», donde las empresas estatales se alían con las mipymes para poder operar.
La industria estatal, que solo satisface el 63% de la demanda nacional, recurre a los privados para obtener insumos como envases plásticos o sacos de polipropileno. Esta simbiosis nace de la necesidad: el Estado carece de liquidez y agilidad, mientras que el sector privado posee acceso a divisas y una mayor capacidad de gestión.
La «orientación» del gobierno: control y limitaciones
A pesar de reconocer estos logros, el discurso oficial ha virado hacia la cautela y el control. El Ministro de Economía, Joaquín Alonso Vázquez, mencionó la existencia de «algunas distorsiones» que se busca corregir, afirmando que no se trata de enfrentar al sector, «sino de orientarlo adecuadamente». En el lenguaje gubernamental, «orientar» suele ser sinónimo de limitar y controlar.
Las autoridades han señalado «incumplimientos» y «desviaciones» como evasión fiscal, operaciones sin cuentas bancarias fiscales y violaciones de precios. Si bien estas problemáticas existen en cualquier economía, el tono y las acciones sugieren una intención de restringir la creciente autonomía y poder económico del sector privado.
El freno a la creación de nuevas empresas
La prueba más contundente de esta política restrictiva es la paralización casi total del proceso de aprobación de nuevas mipymes. Desde mayo de 2024, el ritmo de creación de nuevos negocios se ha detenido drásticamente. Se pasó de aprobar cerca de cien mipymes semanales a prácticamente ninguna.
Empresarios como Oniel Díaz han denunciado públicamente que el proceso está «prácticamente detenido». Miles de emprendedores con capital e ideas para generar empleo y ofrecer nuevos productos y servicios llevan más de un año esperando una respuesta del gobierno, que se escuda en la implementación de un nuevo sistema municipal que no avanza.
Consecuencias: menos competencia y precios más altos
La detención en la creación de nuevas empresas tiene un efecto directo y perjudicial para la población. Una menor cantidad de negocios implica menos competencia en el mercado. Esto permite que las mipymes ya establecidas mantengan precios elevados sin incentivos para mejorar la calidad o la oferta.
Al limitar la competencia, el gobierno no solo frustra la iniciativa empresarial, sino que condena a los ciudadanos a una menor variedad de productos y a precios más altos, saboteando el único mecanismo que mostraba signos de poder aliviar la profunda crisis económica que atraviesa la isla.